ori - 27/02/2021
El hombre que vendió su carromato
El hombre que vendió su carromato
¡Qué tal, amiga, amigos! Vamos a hablar brevemente sobre Sebastián de Aparicio en el entorno al día que se celebra su fiesta, el veinticinco de febrero.
Este gallego de nacimiento llegó a Puebla de Los Ángeles en México, en los primeros años de la colonización. Allí tuvo varias visiones. Primero, la visión de la compasión. Vio como en aquel pueblo que se estaba desarrollando, había una serie de circunstancias que le dolían, le lastimaban su corazón, le lastimaban su pecho, los tamemes (indios que transportaban las mercaderías a hombros) cargando con mercaderías. La dificultad del transporte, la dificultad de ir de un lugar a otro en la zona que él vivía.
Entonces surgió la segunda visión. La primera es compasión ante esa gente que lo pasaba mal porque no avanzaba en algunas cosas. La segunda, el trabajo. Trabajo duro. ¿Cómo hacer eso? ¿Cómo ayudar a esta gente? Domar bueyes, construir carretas, buscar lugares para el transporte, abrir rutas, hacer que ese sueño que nació en su mente y en su corazón pudiese convertirse en una realidad. Eso le hace crecer en riqueza, en prestigio, en esa comunidad reciente de Puebla de Los Ángeles, en México, en pleno siglo dieciséis. De ahí surge una tercera visión. La unidad, en ningún momento se siente superior a nadie, tampoco a los indígenas con los que colabora, su integración con el pueblo es tal que llega a casarse dos veces con dos chicas jóvenes mexicanas, de ese lugar. Por las dos veces queda viudo. Hay una unión la compasión, el trabajo, la integración con esa gente, con ese lugar, con esa cultura, con esa sociedad. Luego, ya mayor, rico, importante, encuentra algo que llena de luz su corazón y su mente, que es la solidaridad llevada a la práctica de una forma bien concreta, la de Francisco de Asís, el encuentro con la naturaleza, el encuentro con el otro, el amar, la pobreza, todo eso que conlleva el espíritu franciscano. Vende todo lo que tiene y se dedica a vivir este espíritu. Hay un libro famoso en estos últimos años que se titula, El hombre que vendió su Ferrari, quizá tendríamos que decir que Sebastián de Aparicio es el hombre que vendió su carromato.
Empieza una nueva andadura con total desapego a los bienes materiales viviendo con sencillez, en contacto con la naturaleza, con la solidaridad, en comunión con las gentes de puebla, una vivencia de la plenitud. Todo un ejemplo para el mundo de hoy, para ver desde la consciencia todo lo que vivimos y agradecerlo porque es una oportunidad para el encuentro de uno mismo, para el encuentro con la naturaleza, para el encuentro con el otro, con el que está a tu lado.
El hombre que vendió su carromato, Sebastián de Aparicio.
Paz y alegría. Nos vemos dentro de una semana.
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